
Modelo
Transmutare®
Este modelo es el fruto de mi conocimiento como psicólogo y mi experiencia como coach de crisis de vida acompañando personas en una gran variedad de procesos de transformación, así como resultado de mi propio recorrido de vida.
premisas sobre las que está construido el modelo:

Nuestra vida nos presenta dos tipos de retos, los que podemos controlar y los que no. Ambos se viven de mejor manera aceptando que seremos modificados por el proceso y que el aprender nuevas habilidades y estrategias reducirá el sufrimiento.

Los individuos más conscientes sufren menos que los menos conscientes.

Los individuos conscientes han aprendido a enfocar su atención en el presente mientras que los menos conscientes dejan que su atención se disperse en eventos pasados o en fantasías sobre el futuro.

Todos podemos aprender a ser más conscientes siempre y cuando estemos dispuestos a romper los patrones que nos tienen anclados a los modelos que no nos están funcionando.
este modelo sirve como espejo para descubrir tu nivel de consciencia basado en:

La realidad que vives

La relación con tu cuerpo

La relación de pareja que tienes

La serenidad en tu mente

Las amistades que frecuentas

La abundancia económica
Todos estos puntos son un reflejo directo de tu nivel de consciencia.
Por lo tanto, la mejor forma de modificar nuestra realidad es incrementando nuestro nivel de consciencia, ahí entra el modelo Transmutare.
¿QUÉ ES LA CONSCIENCIA?
Consciencia es la capacidad que tenemos de darnos cuenta, de sentir, de entender, de usar y cuidar nuestra naturaleza humana para nuestro bien, el de otros y nuestro entorno. Vale la pena puntualizar que la consciencia no se reduce a la capacidad intelectual o al conocimiento académico. Una persona con un cuerpo sano (hasta donde su control le permita), con relaciones humanas enriquecedoras, que experimenta los eventos en su vida plenamente, que puede conectar con su serenidad, que trabaja en mejorar su realidad cada día y en obsequiar un legado para las futuras generaciones es una persona consciente, aunque no tenga formación académica alguna.
Existen diferentes niveles de consciencia y cada uno nos permite experimentar solo un fragmento de la realidad. Al desarrollar cada nivel somos capaces de liberar el potencial oculto en cada uno con lo cual podemos vivir de forma más plena.

El nivel de consciencia primordial
El nivel de consciencia primordial representa el reconocimiento de que nuestra existencia es el resultado de la interacción constante entre opuestos: orden y caos, luz y oscuridad, lo consciente y lo inconsciente, lo individual y lo colectivo. Durante la infancia, esta consciencia emerge de manera natural, pues los niños son capaces de percibir y vivir en armonía con esta dualidad. Sin embargo, las influencias del entorno —como las normas sociales, culturales, religiosas y familiares— pueden bloquear o suprimir esta comprensión. A medida que un niño comienza a expresar su autenticidad de forma divergente, suele ser forzado a conformarse con los estándares establecidos, lo que provoca que esta sabiduría innata quede reprimida, latente y ocultada.
El nivel de consciencia primordial permanece en estado de latencia hasta que un evento significativo, una experiencia trascendental o una figura inspiradora lo reaviva. En este nivel, la intuición juega un papel fundamental: actúa como una guía que nos impulsa a valorar la vida, buscar el placer y evitar el sufrimiento. Esta dualidad, donde el deseo de vivir se encuentra con el temor a la muerte, forma el motor principal de este estado de consciencia, invitándonos a integrar estos aspectos aparentemente opuestos para descubrir una versión más auténtica y equilibrada de nosotros mismos.
El nivel de consciencia individual
Implica el descubrir que existimos a varios niveles que son:
Mundo físico.
Tenemos un cuerpo que nos abre todo un mundo de sensaciones placenteras y displacenteras y que al cuidarlo a través de la comida que le damos, el tiempo que destinamos a su descanso, cuidando la duración e intensidad de las emociones, etc., podemos vivir más tiempo con una mejor calidad de vida.
Mundo mental.
La mente es una herramienta poderosa que nos permite anticipar peligros, crear soluciones innovadoras y descomponer la realidad en partes lógicas y comprensibles. Está diseñada para operar en el vasto mundo de las posibilidades, siempre y cuando aprendamos a enfocarla y liberarla de los dogmas y paradigmas que nos limitan: sociales, familiares, religiosos y culturales. Al desbloquear su verdadero potencial, podemos acceder a un universo cuántico de oportunidades.
Mundo emocional.
Nuestras emociones son flujos de energía que nos guían para adaptarnos a nuestro entorno, evitar peligros y disfrutar más plenamente de la vida. Aunque surgen de manera automática, podemos aprender a gestionarlas y canalizarlas para tomar decisiones más conscientes y proteger lo que valoramos. Las emociones que si bien son intensas y espontáneas son una brújula interna que, pueden convertirse en una herramienta poderosa de crecimiento personal.
Mundo Espiritual.
En lo más profundo de nosotros reside una esencia que actúa como un observador objetivo, capaz de contemplar con claridad lo que sucede dentro y fuera de nosotros. Este observador ha estado presente desde nuestro nacimiento y, según algunas cosmovisiones, trasciende el espacio, el tiempo y la mortalidad. Es la fuerza que nos conecta con algo más grande que nosotros mismos, el sistema universal que nos rodea.
Cuando integramos conscientemente estos cuatro niveles —físico, mental, emocional y espiritual—, podemos experimentar la condición humana de manera plena y auténtica. Cada uno de estos aspectos nos permite interactuar de forma funcional y adaptativa con el entorno que elegimos, impulsando nuestro crecimiento personal y bienestar.
El nivel de consciencia expandido
Este nivel nos revela que todo lo que somos —nuestras cualidades, limitaciones y experiencias— puede ser tanto una herramienta para avanzar hacia la vida que deseamos como un obstáculo que nos retiene. Al desarrollar esta consciencia, comenzamos a observar nuestras relaciones, dinámicas, hábitos, ingresos y deseos desde una perspectiva más amplia y profunda. Esto nos permite descubrir y alinear nuestro propósito de vida, mostrándonos al mundo con serenidad y desapego, libres de la carga de cumplir con expectativas externas.
Cuando logramos ver nuestros traumas, heridas y experiencias críticas como materia prima para construir una vida con verdadero sentido, estas vivencias dejan de ser simples cicatrices del pasado. Se transforman en cimientos sólidos para crear una existencia plena, significativa y auténticamente humana. Este nivel de consciencia nos capacita para generar vínculos genuinos y proyectos de alto impacto, permitiéndonos vivir la experiencia humana en toda su riqueza y conectarnos con un propósito superior.
Este estado se alcanza no solo cuando aprendemos a experimentar, entender y cuidar de nosotros mismos, sino también cuando comprendemos que todos los seres humanos están inmersos en un proceso de evolución personal similar, haciendo lo mejor que pueden con los recursos y experiencias que tienen. Es en este punto donde conectamos con la empatía, el amor, el respeto y el cuidado por nuestro entorno —ya sea nuestro hogar, comunidad, país o planeta—, así como por los demás. Este nivel nos invita a trascender la individualidad y a ser agentes conscientes de un cambio que favorezca tanto el bienestar propio como el colectivo.
El nivel de consciencia trascendental
Este nivel de consciencia nos conecta profundamente tanto con la vida como con la muerte, reconociendo ambas como partes esenciales del ciclo universal. A través del símbolo, el ritual y la espiritualidad, accedemos a un sistema infinito que interconecta y energiza todo lo que existe. En este estado, descubrimos nuestro legado, abrazamos el desapego total y experimentamos la verdadera trascendencia. Es aquí donde la magia y la alquimia se encuentran, permitiéndonos transformar nuestras experiencias más profundas en sabiduría y creación, mientras nos conectamos con las fuerzas universales que guían y sostienen la vida.
Para lograr desarrollar la consciencia en los diferentes niveles el modelo consta de tres fases que son:

1. Aceptación
Durante esta parte del proceso se acompaña a la persona para que haga consciente su historia de vida y la integre tal y como es, sin entrar en conflicto con recuerdos, experiencias, paradigmas, dogmas, etc. Es aquí donde los exploradores miran lo que lleva dentro de la mochila, algunas de las cosas las pusieron ellos conscientemente, otras sin darse cuenta; también hay cosas que se han transmitido de generación en generación como tradiciones que algunas veces resultan funcionales y otras no tanto.

2. Transmutación
Esta fase consiste en aprender a convertir cada característica propia en una herramienta en lugar de vivirlas como obstáculos o problemas. Esto incluye no solo recuerdos y traumas sino también características físicas, pensamientos y emociones. Aquí el explorador aprende a usar lo que trae en su acervo de forma flexible y creativa para lograr sus objetivos.
